miércoles, 3 de marzo de 2010

Veronica se acerca nuestro aniversario.

Carta en prosa nocturna con clavel.

Sabes, hay días que no se que pensar, simplemente me confunde tu actitud, un momento tan distante al siguiente afectuosa y calida.
No se que pensar porque ¿que no es la mente la prisión de la que nadie logra escapar eficazmente?
Ya desistí de entenderte, también de amarte y tratar de ayudarte, desistí de quererte cerca y de tenerte tan lejos. ¿Como es posible tanta ironía en una sola semana?
Si en una semana se pueden decir todas las palabras del amor, yo no quiero una semana, quiero una vida sin ti pero contigo, te quiero tan lejos que pueda tocarte, quiero libertad bajo tu celo, quiero nubes en un cielo claro, quiero las estrellas en tu mano mientras bailamos. ¿Es tan difícil comprender que solo te quiero? ¿Necesito un millón de razones y palabras adecuadas? Rebuscadas y viejas, desempolvadas en la ventana con el sol de frente.



Ya no quiero entenderte porque mientras mas te entiendo mas confuso me parece todo, creo que no somos almas gemelas después de todo, tal vez ni siquiera tenemos alma y por eso buscamos el calor del otro con los pies fríos por la noche. Quizá no existes y esta reclusión por fin me llevo a la locura.

Pero como puedo hablar de la locura si creo que nunca he sido cuerdo. Es más ¿quien eres tú? ¿Como apareciste en mi vida? No es que sea olvidadizo es que simplemente no recuerdo.
No recuerdo tu cumpleaños ni tus fiestas, no recuerdo tu sonrisa ni tu mirada, mirada… aun tienes las cuencas vacías y turbias como ciénegas? ¿Aun llevas mi nombre en tu piel como hace años?

Quizá por fin termine loco, demente y vacío, con el pudor de saberme yo, indefenso y desnudo en el ojo del huracán. Con esa miradita triste que siempre he tenido, con las manos llenas de todo y de nada, sin nada que ofrecer mas que sueños, ¡Eso soy! Un arquitecto de sueños! Una pobre alma turbada que te busca en medio de la nada tentando con los dedos la obscuridad, buscándote sin hallar, estuviste ahí todo el tiempo, mirándome indemne y riéndote por dentro.

Sabes no eres una musa, eres una luz, la vid y el rezago del tiempo, eres la gota de la flor, la niebla del riachuelito aquel que andamos mil veces de la mano. Te extraño ¿Por qué tenias que abandonarme? Justo cuando estábamos cerca de lograrlo tenías que alejarte dejándome con las manos hacia el cielo y el llanto en la piel, todavía dejo flores en tu cama, a veces limpio un poquito pues no me gusta ver desarreglado tu lugar y recuerdo a mis hermanos.

Esta es la ultima carta que te escribo pues la ausencia de tu respuesta me ha puesto un poco encrespado, no se si no recibiste la colección y la estampita que te envíe en navidad y no me importa mucho, solo quiero hacer constar que nuestro distanciamiento no es mi culpa sino la de el, si de el, ese que te arranco de mis brazos sin voltear, no pido mal para el solo pido una explicación pues me siento abandonado.

Esta es la última carta que te escribo porque la gente ya comienza a murmurar acerca de nosotros y tú sabes que en mi posición no debieran saber nada.
Te quiero ninfa.
Te extraño como al frío de esas noches donde me abrazabas y llorábamos juntos.
Tu ausencia me duele como la espina de la flor.
Y después del tiempo te he de hallar, siempre lo he hecho. ¿Recuerdas como te encontré en el parque esa noche? Estaba lloviendo y tú estabas sentada en nuestra banca, como si no pasara nada, temí por ti pero te encontré. Así te encontrare esta vez, solo tienes que tener paciencia, aun me quedan muchos años por vivir y te prometí que esta vez lo haría bien.

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